Mujer y Empresa
América Latina es una de las regiones con mayor actividad emprendedora, pero también posee uno de los índices de fracaso más altos para los negocios dirigidos por mujeres.
Las dificultades: Acceso a oportunidades de capacitación, aversión al riesgo, responsabilidades familiares y acceso al financiamiento, entre otras. Esto sugiere que el problema no es conseguir que las mujeres inicien sus propios emprendimientos, sino más bien el tipo de negocio, su capacidad de gestión de organización.
Es fundamental, el empoderamiento económico y social de las mujeres para lograr tanto los ODS como un planeta 50/50 en 2030. Con la reciente aprobación de los ODS, este es el momento propicio para abordar las grandes brechas de género en oportunidades y resultados económicos que existen prácticamente en todos los países.
Las mujeres ganan menos, poseen menos bienes, soportan la carga del trabajo no remunerado y los cuidados de los hijos, y se concentran en gran medida en actividades vulnerables y de baja remuneración. Para ilustrar esta disparidad, la brecha entre la participación laboral de mujeres y hombres es del 26 %, mientras que las mujeres dedican 2,5 veces más tiempo a realizar trabajo no remunerado y tareas domésticas en comparación con los hombres. A nivel mundial, las mujeres cobran en promedio un 24 % menos que los hombres. Es más, el 75 % del empleo de las mujeres en las regiones en desarrollo es informal y está desprovisto de protección.
Estas brechas limitan los derechos de las mujeres y obstaculizan el crecimiento económico y la productividad. La inversión pública y el compromiso económico por parte de los donantes respecto al empoderamiento económico de las mujeres son insuficientes y no se reconocen o no se entienden bien las repercusiones que las inversiones públicas y privadas internacionales tienen desde el punto de vista del género.
Se requiere un aumento significativo de las medidas y de la voluntad política para garantizar que gobiernos y organizaciones para el desarrollo, entre otros, aseguren que las mujeres y las niñas se beneficien del desarrollo económico sostenible y participen en él.
Es prioritario desarrollar desde lo público y lo privado, estrategias que puedan avanzar en las siguientes líneas de acción:
- Eliminar los obstáculos legales al empoderamiento económico de las mujeres
- Abordar la economía del cuidado
- Reducir las brechas salariales de género
- Ampliar las oportunidades para las mujeres que trabajan en el sector informal
- Promover la inclusión digital y financiera de las mujeres
- Fomentar el emprendimiento de las mujeres y mejorar la productividad de las empresas propiedad de mujeres
Mildred Josefina Bergés de Sánchez-Noble
Vicepresidente Fundación Innovati, Inc.